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sábado, 4 de abril de 2009

De lo que dice la última servilleta en la mesa.


" Tengo un montón de preguntas que hacer, un saco de problemas que no pienso resolver. Cientos de vidas pasadas y no sé cuantas por vivir, tantas como canciones un día te regalé..." A.R.


Una tarde de esas en las que aún se podía jugar con los ojos me dijiste en casi susurro:
-¿Cuándo me escribes?
Como de costumbre te repondí que después, mientras tendía apresuradamente tu cama y le aconsejaba a las sabanas te dieran buen sueño mientras yo no estaba.

Hoy por la tarde el sol nos cegaba a los dos y ninguno fue capaz de quejarse con el otro para recibir un "apapacho quita calor" Sabías que iba a estar dolorosamente impenetrable, en silencio absoluto, con los ojos apagados y la sonrisa escondida tras este par de labios.
Quisiste que fuera yo la primera en abrir el telón, y en esta ocasión ni figurantes ni utilería, ni guión, ni gente de intendencia trapeando el tablón para la próxima función.
Con el escalofrío en los parpados y el grito oprimido en la columna vertebral jalé fría las poleas...
Acto I - Estaba vacío.

Hice un buen trabajo.

De niña, cuando no quería que nadie notara lo triste que estaba guardaba todos mis juguetes en una caja enorme en la que estoy segura también cabía yo, despuès de dejar mi cuarto limpio de rastros de mí me metía al closed a leer.Parecía que sólo estaba esplendidamente callada y que nada me aterrorizaba. Hay cosas que nunca cambian diría mi abuela. Hoy el Closed se llama Coyoacán y la caja es un tremendo baúl que cargo justo a la altura de mis pechos.

Un día de estos en el que las horas del día sean menos ingratas conmigo me pondre a resolver con cautela el crucigrama, por el momento sólo tengo dos palabras por ciertas...

Aquí estarán tus letras.

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